«Hay una parte importante de la opinión pública que se cree el cuento de esas inversoras, como es una minera o una industria forestal de esas que vienen, arrancan los recursos naturales y después se van»
El escritor uruguayo Eduardo Galeano dijo esta frase en la recepción del título de doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Cuyo, en la provincia de Mendoza, Argentina. El reconocimiento al autor de «Las venas abiertas de América Latina» y «El libro de los abrazos», fue solicitado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y aprobado por el Consejo Superior en junio de 2010.
Invitado por la Universidad Nacional de Cuyo a Mendoza para entregarle el doctorado Honoris Causa, el escritor ofreció una breve charla en el Centro de Información y Comunicación (Cicunc). He aquí un fragmento de sus palabras:
Ecología y el cuento de las inversoras
En la historia de la humanidad, la naturaleza fue algo que debía estar al servicio del hombre y siempre se desconsideró. Incluso desde la izquierda se la tomó casi como un obstáculo y por ese camino hemos llegado adonde estamos hoy. Habría que estudiar a qué planeta nos vamos a mudar si seguimos destruyendo el planeta a este ritmo. Hablo en plural, pero a sabiendas de que soy inocente. No creo en esas historias en las que somos todos responsables. Quien generaliza absuelve, decía la brillante Concepción Arenal, cuando se dice que todos somos culpables, nadie lo es. La reducción del mundo a una suerte de porquería que hay que tirar al tacho de basura ha sido obra de las grandes empresas químicas, automotrices, energéticas, militares, que son las que están haciendo este desastre. El problema es que todavía en América Latina el tema ecológico no es popular.
Hay una parte importante de la opinión pública que se cree el cuento de esas inversoras, como es una minera o una industria forestal de esas que vienen, arrancan los recursos naturales y después se van. Pero son vendedores de prosperidad y felicidad que un día desaparecen, dejando tras de sí sólo agujeros y fantasmas, espacios vacíos. Desde hace cinco siglos que es así y eso tiene que enseñarnos. Defender nuestros recursos naturales es una parte sustancial de la defensa de nuestra identidad cultural.
Japón, energía nuclear y el «mesiánico» Messi
La energía nuclear nos demostró una vez más lo peligrosa que es, en un país donde estallaron las bombas de Hiroshima y Nagasaki, catástrofes nucleares celebradas por el presidente Truman en Estados Unidos como una orden divina. Él dijo que Dios había puesto en manos de Estados Unidos esas bombas para que fueran bien utilizadas. Eso corresponde a la tradición mesiánica de los países dominantes. Ahora están «salvando» a Libia, con Francia y Gran Bretaña, y se sienten guiados por una misión sagrada. Cada vez que voy a Estados Unidos empiezo diciendo «por favor, no me salven». Qué quedará de Libia después de ser salvados por estos mesiánicos. El único mesiánico digno de confianza es Lionel Messi (risas).
*Con información de Ansa, Cuyo Noticias y Los Andes.
Realmente no se cuando nos vamos a dar cuenta de que cada vez nos hundimos más en la ruina del Planeta, tratando de lograr «el dinero» que no nos va a servir cuando no exista que comprar, ya que hemos destruído todo, para qué lo queremos. Esa ambición es lo que debemos erradicar de nuestro pensamiento, por supuesto que sé que sin dinero es muy difícil la vida, pero qué vida vamos a tener cuando nuestro suelo no produzca más alimentos y tengamos que vivir de productos químicos que suplan la alimentación. Esa vida no la quiero para mis descendientes y la gente que amo y si puedo hacer algo en pos de evitar que nuestras tierras caigan en manos que solo nos van a perjudicar en un futuro muy próximo, lo haré.