Sin amilanarse por la pausa estival, la Comisión en Defensa de la Tierra de Treinta y Tres prosigue recogiendo firmas en la capital y en pueblos del interior en apoyo a la iniciativa popular para que el departamento se declare libre de mega minería metalífera a cielo abierto.
por Aníbal Terán Castromán, desde Treinta y Tres.
La Comisión en Defensa de la Tierra viene haciendo una buena cosecha de adhesiones instalando los domingos una mesa en la feria dominical, un lugar tradicional de paseo y compras, para miles de vecinos de Treinta y Tres. La actividad solo se ve interrumpida por la lluvia, cosa que se ha dado con frecuencia este verano, pero habiendo buen tiempo la presencia de esta mesa cubierta por la bandera de Artígas, es un elemento más del paisaje en las mañanas de la feria olimareña.
La inmensa mayoría de las personas que son abordadas mientras recorren la feria, responden afirmativamente cuando se les informa de la campaña que está en marcha para promover la protección de los recursos naturales ante la embestida de proyectos depredadores como el de la minera Aratirí, que es ejemplo paradigmático de las intenciones de saqueo que están detrás de la fachada de una pretendida “diversificación de la matriz productiva del país.”
La Comisión que impulsa esta recolección de firmas se trasladó días pasados a la localidad de Charqueada, a unos 60 kilómetros de la capital departamental, sobre las márgenes del río Cebollatí, dónde se pudo constatar muy buena disposición de la población para sumarse a la campaña, a pesar de que aparentemente no es un tema de su directa incumbencia, dado que viven en un punto alejado del departamento con respecto a las proyectadas operaciones mineras.
No obstante ello, se mostraron interesados y no solo firmaron casi 70 personas el día de la visita , sino que quedaron en poder de varios vecinos, (entre ellos el diácono de la parroquia local), papeletas para seguir reuniendo firmas, lo que habla del deseo de participar activamente en esta instancia de movilización departamental.
Un ejemplo de compromiso social
Don Rúben Amaro, toda una institución en Treinta y Tres, es uno de los vecinos destacados que están firmemente comprometidos en la lucha para impedir que la mega minería se instale en nuestro país. A sus 85 años de edad, no los transforma en excusa para quedarse al margen en la discusión de este tema, sino por el contrario, los hace valer, porque son ocho décadas y media de trayectoria bien conocida en el medio, que lo autorizan a plantarse en esta postura de defensa de los intereses nacionales.
Rúben Amaro fue fundador del Centro Comercial e Industrial de Treinta y Tres, del cual fue directivo durante muchos años. Integró innumerables comisiones de apoyo a instituciones de enseñanza y de asistencia, ocupando cargos de Presidente de la Comisión de apoyo al Hospital Regional, de la Comisión de apoyo a la Escuela Técnica local, de apoyo a la Policía Departamental, entre otras. Fue protagonista de memorables campañas de solidaridad en tiempos de inundaciones u otras emergencias sociales. Hombre de negocios en los rubros maquinaria agrícola, barraca de materiales de construcción, ferretería y ventas de automotores, supo construirse una imagen de exitoso empresario al mismo tiempo que de generoso vecino de Treinta y Tres.
No extraña por tanto que su voz sea escuchada con respeto cuando insta a firmar, como él dice: “contra la entrega de la riqueza de este país por parte de estos sinvergüenzas que solo piensan en el beneficio momentáneo y no les importa el daño que le hacen a las generaciones por venir”. Para la Comisión en Defensa de la Tierra en Treinta y Tres, contar con Don Rúben Amaro, es un honor.
Buena respuesta en “El Oro”
El origen del nombre de esta pequeña población de Treinta y Tres es tema de discusión entre los historiadores que dividen opiniones en torno a la hipótesis de que refleja la supuesta existencia del precioso metal en algún punto de la zona que bañan las aguas del arroyo “El Oro” y la de quienes sostienen que se trata de una deformación del verdadero nombre original de este curso de agua que habría sido bautizado “El Loro” en alusión a un ejemplar especialmente atractivo de esta especie, que habría sido visto al tiempo de explorarse la región en épocas de los primeros afincamientos españoles en el territorio.
Sin embargo, este pequeño caserío donde según el último censo viven nada más que 84 personas (curiosamente 42 hombres y 42 mujeres), tiene una mística que en nada se relaciona con aves ni con metales preciosos. La historia que marca a El Oro es la del coraje y la valentía excepcionales del niño Dionisio Díaz, que con apenas 9 años de edad fue protagonista de una hazaña increíble mediante la cual, a pesar de haber sufrido heridas de arma blanca que a la postre le causaron la muerte, salvó la vida de su hermanita Marina, la que trasladó en brazos durante un largo trayecto por los campos de la zona huyendo de la terrible violencia del abuelo de ambos que quería acabar con la vida de toda su familia.
Este espantoso drama, que derivó en una estremecedora lección de amor y abnegación dictada por el pequeño Dionisio, inevitablemente viene a la mente de los viajeros al pasar por este poblado donde tuvo lugar la parte final de la conmovedora historia. Desde 1929, cuando ocurrieron estos hechos, El Oro ha quedado marcado por la figura de Dionisio Díaz. Hasta “los pagos de Dionisio” como se le suele llamar, llegó el pasado jueves 31 de enero, una delegación de la Comisión en Defensa de la Tierra, para informar sobre su campaña de recolección de firmas en respaldo de un petitorio popular para que el Departamento de Treinta y Tres se declare libre de Mega Minería Metalífera a Cielo Abierto.
Fueron visitadas tantas viviendas como lo permitió el breve tiempo de la estadía en el lugar por parte de los integrantes de la referida Comisión, que invitaron a los vecinos para ver el documental “Tierra Sublevada”, del investigador argentino Fernando “Pino” Solanas, el que muestra los fuertes conflictos sociales y políticos que viene causando la minería de gran porte en las provincias de Catamarca y San Juan del vecino país. Este audiovisual fue exhibido en el salón Comunal de MEVIR al que se acercaron varios vecinos, a pesar de que a la hora de la reunión la temperatura ambiente rondaba los 39 grados en una de las tardes más cálidas de este verano.
La pequeña delegación de cuatro integrantes de la Comisión en Defensa de la Tierra, se retiró de El Oro con una buena cosecha de firmas para su iniciativa y la constatación de que la ciudadanía en general necesita acceder a información ilustrativa sobre los impactos de la Minería de Gran Porte, pues sus impulsores se aprovechan del desconocimiento de la población para presentar este negocio como atractivo y conveniente para el país, cuando en realidad solo lo es para las empresas multinacionales que obtienen muy buenas ganancias mientras el país debe hacerse cargo del pasivo ambiental, el desempleo, la agudización de la pobreza y los conflictos sociales consecuentes, como bien lo ilustran los ejemplos argentinos que muestra el referido documental.
Celebro que esta gestión se esté llevando a cabo con tan buena aceptación por parte de su población. Entiendo lo difícil que para algunos ha de resultar darle la «espalda» a una idea de propuesta que podría cambiar la dinámica de la región que habitan, pero lo más importante se rescata por parte de quienes están llamados a expresarse sobre el futuro que se esboza ante sí y es, que valoran mucho más la calidad de su hábitat aunque esta condición no mejore la calidad de sus ingresos. (…) Saludos, María Masquelin
Como Edil departamental de Maldonado, pero sobre todo como oriental, tendría interés en sumarme a la campaña de firmas contra la megamineria. El problema de Treinta y Tres es una cuestion nacional, nos afecta a todos. Se agradece su comunicacion. Dr. Manuel Melo.
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