Medias verdades, mentiras /ii

EL CONSUMO DE AGUA DE ARATIRÍ

Con el fin de evadir sus responsabilidades económicas, sociales y ambientales, Aratirí recurre a una serie de supuestos falsos, revestidos de una terminología técnica y científica, para minimizar los usos y los impactos de la operación minera sobre los recursos hídricos de una amplia región, al extremo de concluir que la actividad extractiva mejorará el ambiente en vez de destruirlo.

por Víctor L. Bacchetta, en el semanario La Otra Voz, de Tacuarembó, 13/3/04.

Decir una verdad a medias, como si fuera toda la verdad, es una manera muy eficaz de esconder una mentira. Dijimos esto a raíz de la declaración de Aratirí de que no usará productos químicos en la extracción del hierro(1). Y lo podemos repetir con respecto al consumo de agua. A la hora de evaluar el uso del agua en el proceso, la minera parte de un supuesto falso e incluso, según le conviene, aplica de diferentes maneras esa premisa para llegar a distintos resultados.

En informes y presentaciones públicas, Aratirí sostiene que utilizará el agua en circuito cerrado. «El agua se gestionará dentro de un circuito cerrado, integrado por una represa de relaves, una represa de agua bruta, una planta de filtración en la terminal portuaria y un acueducto de retorno. Este sistema permite el reciclaje y reduce significativamente la cantidad de agua que consume el proceso», dice el folleto titulado «La investigación geológica que transformará al Uruguay».

En una actividad industrial, se habla de gestión en «circuito cerrado» cuando el agua puede ser reciclada o valorizada y reintroducida en el proceso. La minería no tiene esta posibilidad, solo en algunas actividades del proceso se puede reutilizar el agua, como en la separación y concentración del hierro o en el transporte a través del mineroducto, pero en otras actividades, como en la desviación de ríos y arroyos o en el riego para mitigar el polvo, el circuito es abierto.

Jugando a las escondidas

Presentación de Aratirí, mayo de 2011.

En una presentación pública, en octubre de 2010, Aratirí dijo que el Balance Hídrico del proceso minero daba un consumo de 10 Mm3/a (millones de metros cúbicos anuales) y lo comparó con el consumo de agua de 900 hectáreas de cultivo de arroz. A su vez, para mostrar lo insignificante que era esto decía que solo Treinta y Tres tiene 48.300 ha de arroz. En mayo de 2011, en otra presentación, la cifra fue reducida en diez veces, a 1 Mm3/a, y la comparó entonces con 90 ha de arrozales.

En octubre de 2011, cuando presentó el segundo Estudio de Impacto Ambiental (EIA), luego de que la Dinama le devolviera el primero, Aratirí volvió a modificar la cifra. En el Anexo C del EIA, para el mismo escenario de lluvia mínimo (994 mm/año) en años de sequía considerado en la presentación anterior, el balance de entradas y salidas de agua del circuito supuesto le daba un déficit de 4,88 Mm3/a, es decir, un consumo de agua más de cuatro veces superior.

Debe tenerse en cuenta que, al presentar el segundo EIA, Aratirí incorporó un componente del proceso que no figuraba en el primer EIA. Se trata de un emisario submarino de 2,5 kilómetros de largo, a ser construido paralelo al muelle de la terminal portuaria, con el fin explícito de descargar las aguas contaminadas al océano. Evidentemente, con este dispositivo, la historia del «circuito cerrado» se iba literalmente por el caño, pero la minera igual siguió manteniéndola.

El mismo mes de octubre, la Dinama solicitó a Aratirí una evaluación económica de los impactos ambientales. Casi un año después, en setiembre de 2012, la empresa presentó un «Estudio de valoración económica ambiental del Proyecto Valentines», firmado por el economista Gustavo Bittencourt(2). Al valorar el consumo de agua, el informe mantiene la lógica del «circuito cerrado» pero, como se trataba de medir costos, los cálculos sufrieron nuevamente cambios.

En la Sección 12, el estudio calculó el «consumo neto de agua que implica el funcionamiento del proyecto», pero «considera únicamente el agua que sale del sistema por vías no naturales». Con este criterio sacado de la manga, solo consideró consumo de agua la que iría mezclada con el hierro en el barco y el agua contaminada descargada en el océano por el emisario. El resultado fue «un consumo neto de agua de 2 Mm3/a», es decir, lo bajó a menos de la mitad.

Consumo humano de agua en Uruguay

Para usar como referencia comparativa, de acuerdo con las estadísticas de la OSE, el consumo doméstico promedio de agua potable en Uruguay es de 130 litros diarios por habitante. Esto es un consumo anual de 47.450 litros o 47,45 metros cúbicos por habitante. Por lo tanto, un millón de metros cúbicos es el consumo anual de agua de una población de 21.000 habitantes.

Las variaciones de millones de metros cúbicos no son producto de haber mejorado los cálculos sino de alterar las variables dentro del mismo criterio. El supuesto de que «el agua se gestionará dentro de un circuito cerrado» es falso y conduce a resultados absurdos. Simplemente, de esta manera la minera pretende evadir la responsabilidad por los impactos de su actividad sobre las aguas de la región. Veamos algunos ejemplos extraídos de sus propios informes.

Uso y afectación de las aguas

Cuencas hidrográficas afectadas en el distrito minero de Aratirí.

Cuencas hidrográficas afectadas por la operación en el distrito minero de Aratirí.

De acuerdo con la propuesta de Aratirí, la operación minera requiere el desvío del arroyo Valentín (en cuyo curso se harán cuatro cráteres), dos represas en el arroyo Las Palmas (en cuyo curso se hará el quinto cráter), el embalse de relaves sobre la cuenca del arroyo Las Conchas (una represa de 2.420 hectáreas de superficie con un muro de contención de 51 metros de altura), y lo que denomina un «enderezamiento» parcial del río Yi de unos dos kilómetros de extensión.

«Se estima que el flujo de base de las cuatro cuencas se reducirá en 15% por la evolución de los cinco pozos. La cuenca más afectada sería la del arroyo Valentín con una reducción del flujo de base de 70%», dice un informe de la consultora británica Coffey Geotechnics Ltd. incluido en el EIA. Pero en respuesta a una solicitud de información complementaria de la Dinama, Aratirí dijo que la reducción del caudal del arroyo Las Conchas será aproximadamente de 40%.

La reserva de agua bruta es una presa de 500 hectáreas, al costado del embalse de relaves, de donde saldrá el agua para el proceso de separación y concentración del hierro y adonde retorna luego de decantada en el embalse de relaves. También de aquí sale el agua para ser mezclada con el hierro y enviada a través del mineroducto y, una vez decantada en la terminal portuaria, retornada por el ducto paralelo. Toda esta agua estará definitivamente contaminada.

A su vez, el drenaje ácido se escurre por las paredes rocosas de las minas y se mezcla con el agua bombeada hacia unas lagunas artificiales cercanas a los cráteres. Y las montañas de rocas que son desechadas al costado del cráter (con una superficie de 2,5 a 3 veces la boca del pozo y hasta 100 metros de altura) también generan un drenaje ácido de roca que se infiltra en los suelos vecinos y se escurre hacia los cursos de agua superficiales y subterráneos de la zona.

Coffey Geotechnics estimó que el descenso de la napa freática por el bombeo del agua del interior de las minas será superior a un metro a una distancia de tres a seis kilómetros del borde de los cráteres. Y con respecto a la infiltración del suelo, la zona de impactos potenciales alrededor del embalse de relaves y la reserva de agua bruta será, de acuerdo con las estimaciones de la consultora mencionada, de unos tres kilómetros desde el borde de estas instalaciones.

El primer EIA de Aratirí decía que la desviación, reducción y aumento de los flujos de las aguas superficiales será permanente, irrecuperable y de alto impacto en el ambiente y los usuarios de agua cercanos. Reconocía una reducción permanente de la calidad de las aguas superficiales y subterráneas por infiltración de las minas y que el potencial de las pilas de rocas para lixiviar metales será permanente. El segundo EIA solo agregó algunas medidas de mitigación.

Arroyo contaminado por el escurrimiento de una mina de hierro a cielo abierto.

Arroyo contaminado por el escurrimiento de una mina de hierro a cielo abierto.

La experiencia internacional indica que los impactos en los cursos de agua del distrito minero se propagarán por una amplia región integrada a la cuenca del Río Negro.

Pseudociencia del ocultamiento

El Estudio de Valoración Económica Ambiental del Proyecto presentado por Aratirí llega a unas conclusiones sorprendentes. En efecto, la empresa afirma que «el proyecto podrá incrementar el valor de los servicios y funciones que los ecosistemas ofrecen a la vida humana». Y poco más adelante concluye que «Lejos de provocar daños, el Proyecto Aratirí propone asignar inversión y gestión ambiental hasta alcanzar mejoras en la calidad del ambiente»(sic).

Para llegar a una cifra en dólares de lo que el Proyecto Aratirí aportaría al ambiente del Uruguay, el informe debe asignarle un valor a los componentes del ecosistema y las actividades humanas afectadas por el proyecto. Con esa misión, el estudio realiza una suposición tras otra, a cual es más arbitraria, para atribuir montos en dólares a una lista obviamente incompleta de impactos tales como el desvío de un arroyo, las emisiones de polvo, la emigración de aves, etc.

El estudio concluye así que el Proyecto Aratirí valorizará el ambiente en 27,5 millones de dólares. Para llegar a este resultado, el autor reconoce que, entre otras cosas, no incluyó 60 millones de dólares de gastos en infraestructuras sociales (salud, educación) y en el seguimiento del proyecto (sin el cual los impactos serían peores). ¿Esto no es parte del valor del ambiente? No se puede atribuir «valor científico» ni seriedad a un informe con estas características.

(1) http://www.observatorio-minero-del-uruguay.com/2014/02/medias-verdades-mentiras/; «La contaminación química de Aratirí», publicado en el semanario La Otra Voz, de Tacuarembó, 6/2/2014.
(2) http://www.aratiri.com.uy/docs/Valoracion%20Economica%20Ambiental_Proyecto%20Aratiri.pdf
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